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Confianzas.

Hay muchas cosas que yo no entiendo, como no podía ser menos, porque no me encuentro en posesión del tarro de la sabiduría. Una de ellas es el comportamiento de buena parte de los jóvenes actuales que, creyéndose modernos y rompedores de moldes y de clichés, lo único que hacen a mi juicio es repetir o retroalimentar los esquemas culturales más tradicionales, casposos y retrógrados de nuestra sociedad.

Cuántos jóvenes hay que no pisan una iglesia o que incluso la combaten vehementemente y se pasan los mandamientos, los preceptos de la iglesia y sus consejos en materia de sexualidad y de vida por el forro de los nacasones enarbolando la bandera de la modernidad y luego no son capaces de irse a vivir juntos sin pasar previamente por el altar. O sin pasar delante de la Virgen, a moco tendido, el día de la patrona o patrón. O sin ser más papistas que el Papa. O sin bautizar a sus bebés, sin inscribirlos en catequesis o sin vestirlos de marineritos horteras el día de la Comunión. Inconcebible para mi. Inconcebible que una pareja no pueda vivir un tiempo independizada, en su casa, sin necesidad de casarse, hoy en día que está todo permitido, ahondando más en ellos y comprobando si están hechos, entre otras cosas, para la vida en común.

Pero aun hay algo más que me llama la atención. Pónganse en situación. Se van los padres de casa. Automáticamente, como si estuvieran escondidos detrás de la puerta esperando a que aquéllos se fueran, se acciona un resorte que hace que aparezca la pareja del hijo o de la hija de aquéllos pertrechado con una maleta donde porta hasta el pijama y las pastillas del dolor de cabeza. O sea, se viene a pasar la temporada, los días que sean. Pretende quedarse a dormir. Y se queda. Y no lo hace en la cama de la novia o del novio, sino que duerme todos los días -ni uno se salva- en la cama de los padres, cual matrimonio bien avenido. Me van a perdonar pero no lo entiendo. A mi es precisamente lo que menos me llama en una relación de pareja. Dormir con mi pareja. Será que soy muy especial, puede ser, pero me gusta disfrutar de "mi libertad" todos los años que yo pueda, disfrutando del enorme placer que supone dormir solo, toda la habitación para ti, con la televisión solo para ti, o la radio, o el ordenador, solo ropa tuya y, sobre todo, ningún tipo de ruido o movimiento que soportar. Solo los tuyos.

Por lo que veo entre mis amigos y allegados, las parejas se mueren porque sus padres se larguen de casa y se puedan meter bajo sus sábanas. Por supuesto, sin el permiso de nadie y sin pensar en que, quizá, alguien más a parte de ellos se queda en casa y a ese alguien no le resulta de buen gusto tener que compartir su vida, sus días y sus noches, sus despertares y sus comidas y sus cenas, sus cuartos de baño, su ducha y todo lo demás, con un casi perfecto desconocido. Acabas hasta los cojones, con perdón. Y eso no es bueno. Uno se cohíbe en su propia casa mientras el extraño se pasea por ella, cocina, duerme, viene y va como si fuera su casa. Y en su casa ya ni se acuerdan de sus rasgos faciales. Algo no funciona. Un término medio, por favor. Cohibido, les decía, por dos modernos rompe-moldes que se empeñan en repetir lo que hacen sus padres, en lugar de llevar una vida natural, verse un rato y largarse a su casa. Y si surge quedarse a dormir en casa, que duerman en su habitación, no ocupando media casa para ellos solos. Así es como yo lo concibo. A mí me gusta estar con mi pareja pero también echarla de menos, que también es algo bonito y, sobre todo, vivir con la alegría de saber que aun me quedan cosas por descubrir de ella y por vivir con ella. Porque si en tan poco tiempo lo conozco todo y lo vivo todo tan rápido, qué más me quedará por descubrir en los meses siguientes. No me extraña que luego vengan las rupturas, los desengaños, las desilusiones, el se me acabó el amor de tanto usarlo y que en lugar de ir soportándose y conviviendo más y mejor, paso a paso, poco a poco, la gente de hoy en día tienda a darse mucho al principio, a vivirlo todo de golpe, para luego, cuando aterrizan en la vida real, acabar como el rosario de la Aurora. Ni los estornudos se soportan. No me dirán que son ganas de hacerlo todo al revés y mal...

Reconozco que yo no soy amigo de tomarme muchas confianzas y que si alguien entra en mi mundo tomándoselas, empieza con muy mal pie conmigo. Claro que yo entro en casas de amigos y hasta a veces he dormido en ellas, pero pidiendo permiso hasta para poder beber agua y sin hacer nada a escondidas de nadie, sin meterme en casa de nadie como Pedro por su casa y sin condicionar a los que allí viven de continuo. No me he visto nunca abriendo armarios de cocinas que no son mías, usando duchas ajenas o mirando armarios y cajones en la habitación de los padres de mi pareja. Es más, me voy cuanto antes y recojo todo lo que por mi culpa se ha puesto por en medio. Y en las relaciones que yo he tenido, tanto de amistad como de algo más, nunca me ha dado por meterme en casa de nadie, aun estando a solas, pues dormir es lo que menos me llama la atención de una relación. Dormir es muy aburrido. Efectivamente, prefiero otras labores antes que dormir, soy ardoroso y me enciendo rápido, aunque no hasta el extremo de mis amigos valencianos de Badoo, pero en ningún caso tomándome las confianzas que algunos se toman en casas ajenas, ni sobrepasando los límites de mi habitación.

En fin, que para ser moderno hay que serlo, no solo parecerlo o decirlo. Y precisamente retroalimentando las mismas costumbres de siempre, imitando a nuestros mayores, repitiendo sus mismas costumbres y horarios, invadiendo su espacio cuando ellos no están y tomándoles como referente para todo, no se es precisamente moderno. Más bien todo lo contrario. Son más de lo mismo aunque a los modernos les pese.

16 guarrindongos tienen algo que decir:

Pues todo eso depende del grado de confianza que se tenga con el dueño de la casa, desde luego que si voy a la tuya no me meneo del sitio, no por nada si no porque no tenemos la confianza suficiente,. Pero si voy a casa de mis hermanos o de mi amigo José me meto hasta en la cocina si hace falta.

Todo esto es exceso de confianza, creo yo.

Aunque tu en la mía el sábado te metiste en una habitación, ajjajaja, un abrazo

28 de marzo de 2011, 20:27  

Me repito, amigo. Estás sembrao.
Pienso igual que tu. Sólo falta la bromita esa de "oiga que mi hija tiene que hacer la comunión pero por lo civil, por supuesto".
Y te has dejado atrás las parejas que viven juntas años, tienen niños, y luego organizan un bodorrio que puede dejar pequeña a la del príncipe de Inglaterra, y después de eso, montan un cirio guapo y se separan a año y pico.
Lo de irse a dormir a la cama de los padres, yo creo que tiene más morbo que otra cosa, porque desde luego mal gusto tiene un montón.
Y me pasa como a tí, confianzas, poquitas, es mejor para todos.
Bueno, que me sigues encantando. Aunque pensando así, te sales del patrón.

Un abrazo.

28 de marzo de 2011, 22:59  

A mi no me importa que mis amigos se cojan un refresco de la nevera, otra cosa es que me registrarán los armarios, jajajaja.
No es lo mismo dormir dos noches que una convivencia seria y cuando pruebes dormir unas noches con tu pareja ya verás como cambias de parecer, necesitarás tenerla a tu lado.
Besossssss

28 de marzo de 2011, 23:14  

Yo estoy de acuerdo con David en cierto modo, todo depende del dueño de la casa y la confianza que se tenga con esa persona pero también creo que gran parte depende de como sea la persona, y yo al igual que tu, cuando estoy en una casa que no es la mia, por mucha confianza y por mucho trato que tenga con el dueño intento molestar lo menos posible y pregunto y pido permiso para todo, pero es mi naturaleza, es como cuando me prestan algo, soy cuidadosa hasta mas no poder.
Tal vez lo haga porque yo soy muy "mia" para mis cosas y mi intimidad y no me gusta que me toqueteen todo y menos aún sin pedir permiso. Pero también es cierto que hay ciertas personas (como kike) que no me importa que se paseen por mi habitación como si fuera la suya propia. Esas personas curiosamente suelen ser muy cuidadosas y respetuosas.

A mi me encanta dormir acompañada, levantarme por la mañana y ver que hay alguien al lado, oler esos perfumes que usais los chicos que huelen tremendamente bien y que me abracen con los ojos aun medio cerrados un ratito antes de levantarme.

un bsito!

28 de marzo de 2011, 23:52  

DAVID.

Claro, eso depende de la relación que se tenga con el dueño. Entre amigos, vale. Pero entre hijos que hacen lo que les da la gana cuando se van los padres y se hacen amos de sus posesiones pasando de todos los demás que estén en la casa? eso me parece sinceramente un abuso de confianza y hasta una falta de respeto, que con las cosas de comer no se juega o no se debería jugar.

Bueno, David, lo de la habitación fue un desliz, es que la que me llevó a ella estaba muy buena y no me pude resistir, jajaja.
Abrazos¡¡

29 de marzo de 2011, 0:08  

PARKER.

Es verdad, eso sí que es la repanocha. Viven juntos un montón de años, se casan y se separan. Si no por nada yo les digo a mis amigos y amigas que casarse es lo peor que se puede hacer, no sé qué le pasa a la gente que se vuelve gilipollas después de casarse, empieza a hacer cosas absurdas y no hay más remedio que separarse porque la convivencia con ellos se convierte en un infierno. No sabía que el poder del matrimonio fuese tan grande y afectara tanto a la cabeza, jaja.
Comparto tu opinión, dormir en la cama de los padres es de un mal gusto que flipas, jaja.
Gracias por los halagos. Besos¡¡

29 de marzo de 2011, 0:11  

NEFER.

Ahí le has dado, faraona. Que a mi me abren los armarios de la cocina (y más cosas) y quien lo hace no es mi amigo, jaja, comprendes la situación??

Supongo que sí, que tendrás razón porque en cuestiones parejiles (que no perejiles, jajaja) tú tienes más experiencia que yo. Ya te lo diré cuando nos vayamos a vivir y a dormir juntos de continuo. besos¡¡

29 de marzo de 2011, 0:12  

NIEVES.

Yo también soy muy mío para mi intimidad y no le permito a mucha gente que la invada. No me gusta que me vean con las legañas, recién despertado o duchándome o todas esas cosas.
¿Olor bueno recién levantados? Suerte la tuya, jaja, porque uno de los olores que peor llevo es el de los pijamas, cogen un olor a rancio y a vinagre que ni que corrieras con ellos los 98487236 metros lisos, jajaja, qué horror¡¡¡
Besos.

29 de marzo de 2011, 0:14  

Tienes toda la razón, a mí me da un soponcio si me entero que duermen en mi cama y abren mis cajones, será por eso que viajo tan poco, je,je. Te aseguro que pongo las manos en el fuego por mi hijo, les enseñé bien a todos, el que vive conmigo se parece mucho a mí, por lo tanto es incapaz de meter a nadie en mi cama. Siempre he sido muy respetuosa en las casas ajenas, por mucha confianza que tenga, jamás abriría nada sin pedir permiso, eso fue lo que me enseñaron, y eso enseñé yo. Pero lo que dices es cierto, lo he visto en casas de personas conocidas, y francamente me pongo mala. En cuanto a eso de ser progre, pero me caso por la Iglesia, es la última moda, lo veo cada día, los coherentes se casan por lo civil, pero los otros que critican la Iglesia, son los primeros en casarse allí. Vivir para ver. Un besito y buena semana.

29 de marzo de 2011, 0:57  

Los jovenes de hoy creen que todo lo pueden..Se llevan el mundo por delante.. invaden sin permiso y con desverguenza.Debemos trazar la linea " imponiendoles " el limite.
cariños JotaEfe.

29 de marzo de 2011, 15:17  

La educación de los padres influye mucho .A mí no se me ocurriría ir a casa de nadie y pasearme cómo si fuera la mía.
Otra cosa es que vengan amigos a mi casa,pero de ahí a dejar que mi hijo haga lo que quiera,va un mundo.
cuídate mucho.

29 de marzo de 2011, 21:52  

PEPI.

Pues sí, toda la razón y me alegro de que estas situaciones no pasen en tu casa. No sabes qué tranquilidad, jajaja.
Besos.

29 de marzo de 2011, 22:37  

EMYLIA.

Eso debería hacerse, imponerse, pero me temo que los jóvenes de ahora seguirían haciendo las mismas cosas, vamos, que por un oído les entraría y por el otro les saldría. Sin mayores reparos. En ellos no influye nadie, no manda nadie, vive para su propio gusto y no atienden a razones de nadie más.
Besos.

29 de marzo de 2011, 22:39  

MORGANA.

No sé si será la educación de los padres o que los hijos, cuando aquéllos se van, aprovechan para hacer lo que les da la gana. Yo creo que es más una cosa de tener principios y de creer en ellos tú mismo, no de asumirlos impuestos por papá y por mamá, y si tienes unos principios que no son como el resto y aun así pretendes llevar tu vida adelante sin pensar en lo que los demás sientan o padezcan, así se produce el conflicto.
Besos.

29 de marzo de 2011, 22:41  

Yo creo que depende de la educación que se le de a los hijos. He estado fuera de casa y mis hijos no han hecho uso de ella, sólo para traer a los amigos y hacer lo de todos los días...unos video juegos, unas charlas y un poquito de pc. Nunca me apoderé de la cama de mis padres cuando ellos no estaban, es más, el respeto podía mucho más y casi que no entraba con mi pareja. La cama de mis padres siempre ha sido sagrada...es más bien cuestión de respeto.
Sí es cierto que los tiempos cambian y que las costumbres también, pero todo depende de la educación que se le de a los hijos.

Un beso

30 de marzo de 2011, 1:05  

Modernízate hombre, ya saben lo que dicen de renovarse o morir,aunuqe a decir verdad esas confianzas tampoco me gustan nada,pero eso es cosa delos padres que lo consienten y no de los hijos.CARPE DIEM

31 de marzo de 2011, 20:11  

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