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Copas.

Aquella noche estaba en la barra del garito donde solía ir cuando me sentía solo. Estaba solo, apoyados los brazos sobre la barra, con gesto cansado, triste, melancólico, queriéndola ver reflejada en el fondo del vaso de tubo, amándola en la distancia, bebiéndomela a sorbos pequeños para que aquella noche no acabase nunca.

Y un hombre, con aspecto algo desarrapado, barba mal arreglada a medio camino entre la pelusilla y la barba dura y olor a alcohol y sudor y con una chaqueta de pana algo sucia y raída, se acercó. Curioso, quiso saber y preguntó.

-Oye, ¿tienes algún problema?

A mí, en una situación normal, aquello me habría resultado muy violento. No soy amigo de curiosos, ni entablo conversaciones con el primero que dobla la esquina. Pero, no sé, quizá necesitaba sacarlo fuera y respondí:

-Sí, dije, si es que lo mío puede llamarse problema. Estoy haciéndole el amor a esta copa cuando realmente se lo debería estar haciendo a ella.

Y se pidió otra copa de soledad y bebimos y brindamos juntos por ellas, tan tristes y tan dulces al mismo tiempo.

11 guarrindongos tienen algo que decir:

uiii q paranoia d entradaa no?
sto es amor o desamor mas bien?

ainss q dificil es todo joper! yo d amor y sentimientos prefiero no opinar xq soy un caso perdido!

un beso!

24 de abril de 2011, 13:50  

Si después te sentiste mejor me alegro pero ves con cuidado porque el alcohol y las penas son malas compañeras... y hacerle el amor a una copa cuando podrías hacérselo a ella marca la diferencia eh!!! un saludo.

24 de abril de 2011, 13:52  

NIEVES.

Pues las dos cosas, amor y desamor, tener ganas de y no poder, querer y que no te dejen las circunstancias, etc.

Todos somos casos perdidos del amor, Nieves, nunca aprendemos!!
Besos.

24 de abril de 2011, 17:39  

ESTELA.

Ya lo creo que hay diferencia, jaja, pero solo me podía consolar con verla en el vaso de tubo, con imaginármela, con pensarla, con recordarla y con hablarla con aquel hombre.
Aquello me vino bien, al final hablar con aquel hombre fue muy bueno.
Bienvenida al blog, Estela, en cuanto pueda te visito!! Nos vemos por aquí y por allí, saludos¡¡

24 de abril de 2011, 17:40  

Dos en apuros....las penas compartidas son menores. Pero cuidadín con la bebida que sube rápido.

Un beso

24 de abril de 2011, 20:30  

Bueno a veces ahogamos las penas en el alcohol es una manera de evadirse o de intentar comprender una situación.
Un besito

25 de abril de 2011, 9:10  

Pues hay que torerar las circunstancias y tirar para adelante. Si merece la pena hay que luchar. Nadie dijo que las cuestiones del amor fueran fáciles...

25 de abril de 2011, 13:41  

No ahogues las penas de amor en alcohol, mira que las condenadas saben nadar.
Besitos y buena semana.

25 de abril de 2011, 17:50  

Totalmente de acuerdo con lo que escribió David.
Te diré algo... no podría estar con quien se "conforma" solo con pensarme o le hace el amor a una copa en mi honor; pero si, daría vuelta al mundo por quien me ama tanto como lo amo yo.
Besos y nuevamente me gustó leerte.

27 de abril de 2011, 21:01  

Pero el también te contó sus penas, o sólo fueron las tuyas?
El alcohol, no es buen compañero, es cierto, pero sólo si se quiere estar lúcido. Si se quiere perder la consciencia/conciencia, es lo más fácil.
Aunque desde luego, al despertar, los problemas siguen en el mismo sitio.
Ojalá eso fuera puntual. Mejor queda con ella.

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He tardado mucho porque el miniportátil y la miniconexión me ponían de mala leche.

Un beso amigo.

27 de abril de 2011, 22:59  

Lucha por lo que deseas,sólo puedo decirte eso y que el las penas con el alcohol,te dan una resaca al día siguiente.....
un abrazo lleno de ternura.

28 de abril de 2011, 14:55  

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