LAS LÁGRIMAS DE JESÚS
Hace 9 horas
Lo tengo comprobado. Cada vez me ocurre más. Siempre me ha pasado pero intuyo que conforme vaya cumpliendo años voy a tener que enfrentarme con situaciones parecidas de manera cada vez más frecuente.
¿Y a qué me refiero? A que cada vez se cuestiona más mi manera. Sí. Mi manera de hacer las cosas, mi manera de ver la vida, mi manera de comportarme, mi manera de reaccionar, mi manera de negarme a esto o a aquello, mi manera de amar o de conquistar, mi manera de argumentar esto o aquello, mi manera de desprenderme de este o de aquel, mi manera de ir por la vida, mi manera de tratar a la gente o mi manera de dejarme hacer. En fin, todo es criticable.
Y lo es, lo de criticable, digo. Pero no entiendo ese afán que va más allá de la crítica sana y que pretende imponer su punto de vista sobre el tuyo. Debe ser terrible la fuerza que impele a las lenguas a afearme esto o aquello, a decir a los demás cómo soy o cómo me las gasto con objeto de que alguien desista de su intento de convercerme, de que alguno de por supuesto que algo no me va a gustar por soy tal y cual, de que se piense que mi negativa no se debe a un motivo sino a una excusa para tratar de quitarme de encima algo engorroso o alguna propuesta que no me gusta.
Puede que sea imposible de evitar pero, lo juro, a mí eso nunca me ha pasado. O, al menos, no lo recuerdo. Yo quiero que me respeten y, por tanto, tengo el máximo respeto por las formas, modos y maneras de hacer las cosas que tienen los demás. Puedo opinar sobre lo que veo o lo que creo que hace una persona, sobre los motivos que le llevan a hacer esto o aquello o acerca de la reacción que creo que va a tener. Pero nunca pontificar, nunca criticar, nunca tomar conclusiones en nombre de los demás, ni preveer lo que él o ella va a hacer en virtud del "yo creo que le conozco demasiado".
Yo puedo ser como sea, reconozco que tendré miles de defectos, de algunos me doy cuenta y otros serán más visibles para los demás que para mí mismo. Eso como a todo hijo de vecino. Pero lo acepto todo. Todo hasta que considero, lógicamente, que tal o cual cosa, actitud, persona, etc., me molesta o me perjudica. Entonces no lo acepto y lo mando a la mierda o pongo todos los medios para evitar que me provoque malestar. Puede que mis razones no sean las mejores para hacerlo o que el diablo me ciegue y me haga tomar decisiones apresuradas y de las que luego me arrepentiré pero, por lo menos, lo hago a mi manera.
Y ese, creo, es el problema. Que me gusta demasiado hacer las cosas a mi manera y, en cierto modo, tener una personalidad tan marcada y vivir de acuerdo a ciertos principios -que pueden gustar más o menos al común de los mortales pero que son míos y solo míos y mi vida adquiere sentido en torno a ellos y no se hable más-. Tener un territorio tan definido en donde los límites los tienes perfectamente establecidos y pretender que todo el mundo los respete o, si no, imponerlos por la solemne jurisdicción del "por que sí", eso, creo, molesta. O no se entiende. Y todos tratan de convencerte de que des una tregua, de que hagas algo que no te convence, de que lo aceptes. So pena de que, luego, podrá alguien acusarte de que le jodes el vacilón al personal, de que cortas el rollo y de que eres un tal y un pascual. Y ellos, tan satisfechos. Han pontificado. Han dejado las cosas claras. Se han lavado las manos, la culpa de que el plan no funcione es tuya o de tus sacrosantos principios.
Pero es, en definitiva, mi manera. Y, lo siento, pero lo seguirá siendo.
¿Y a qué me refiero? A que cada vez se cuestiona más mi manera. Sí. Mi manera de hacer las cosas, mi manera de ver la vida, mi manera de comportarme, mi manera de reaccionar, mi manera de negarme a esto o a aquello, mi manera de amar o de conquistar, mi manera de argumentar esto o aquello, mi manera de desprenderme de este o de aquel, mi manera de ir por la vida, mi manera de tratar a la gente o mi manera de dejarme hacer. En fin, todo es criticable.
Y lo es, lo de criticable, digo. Pero no entiendo ese afán que va más allá de la crítica sana y que pretende imponer su punto de vista sobre el tuyo. Debe ser terrible la fuerza que impele a las lenguas a afearme esto o aquello, a decir a los demás cómo soy o cómo me las gasto con objeto de que alguien desista de su intento de convercerme, de que alguno de por supuesto que algo no me va a gustar por soy tal y cual, de que se piense que mi negativa no se debe a un motivo sino a una excusa para tratar de quitarme de encima algo engorroso o alguna propuesta que no me gusta.
Puede que sea imposible de evitar pero, lo juro, a mí eso nunca me ha pasado. O, al menos, no lo recuerdo. Yo quiero que me respeten y, por tanto, tengo el máximo respeto por las formas, modos y maneras de hacer las cosas que tienen los demás. Puedo opinar sobre lo que veo o lo que creo que hace una persona, sobre los motivos que le llevan a hacer esto o aquello o acerca de la reacción que creo que va a tener. Pero nunca pontificar, nunca criticar, nunca tomar conclusiones en nombre de los demás, ni preveer lo que él o ella va a hacer en virtud del "yo creo que le conozco demasiado".
Yo puedo ser como sea, reconozco que tendré miles de defectos, de algunos me doy cuenta y otros serán más visibles para los demás que para mí mismo. Eso como a todo hijo de vecino. Pero lo acepto todo. Todo hasta que considero, lógicamente, que tal o cual cosa, actitud, persona, etc., me molesta o me perjudica. Entonces no lo acepto y lo mando a la mierda o pongo todos los medios para evitar que me provoque malestar. Puede que mis razones no sean las mejores para hacerlo o que el diablo me ciegue y me haga tomar decisiones apresuradas y de las que luego me arrepentiré pero, por lo menos, lo hago a mi manera.
Y ese, creo, es el problema. Que me gusta demasiado hacer las cosas a mi manera y, en cierto modo, tener una personalidad tan marcada y vivir de acuerdo a ciertos principios -que pueden gustar más o menos al común de los mortales pero que son míos y solo míos y mi vida adquiere sentido en torno a ellos y no se hable más-. Tener un territorio tan definido en donde los límites los tienes perfectamente establecidos y pretender que todo el mundo los respete o, si no, imponerlos por la solemne jurisdicción del "por que sí", eso, creo, molesta. O no se entiende. Y todos tratan de convencerte de que des una tregua, de que hagas algo que no te convence, de que lo aceptes. So pena de que, luego, podrá alguien acusarte de que le jodes el vacilón al personal, de que cortas el rollo y de que eres un tal y un pascual. Y ellos, tan satisfechos. Han pontificado. Han dejado las cosas claras. Se han lavado las manos, la culpa de que el plan no funcione es tuya o de tus sacrosantos principios.
Pero es, en definitiva, mi manera. Y, lo siento, pero lo seguirá siendo.
Para leer más: Música, Quejas, reclamaciones
Entrada más reciente Entrada antigua Inicio
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
pues yo estoy totalmente d acuerdo contigo.
Yo tngo una gran personalidad, se q no soy lo q se podria dcir "comun" pero eso es lo q ai.. a kien le guste bien a kien no le guste ya sabe dnd tiene el camino.
yo soy respetuosa con los dmas y escuxo a todo el mundo y no fuerzo a nadie a q piense o aga lo mismo q yo y x tanto exijo q ellos agan lo mismo conmigo.
Y si una persona no t acepta tal cual eres, con tus defectos y tus virtudes es q no merece estar al lado tuyo, xq nadie tiene q "obligarte" a q cambies tus maneras xq a ellos les parezca mejor q las cosas se agan d otro modo...
Yo siempre he pensado q si haces las cosas a corde a tus principios, nunca t arrepentiras de lo que ayas exo, siempre con respeto y educacion para los dmas obviamente.
un bsiito!
nieves dijo...
17 de abril de 2011, 13:00
Tu sabes mi respuesta a situaciones así?, te cuento.
"Por muchas faltas que me saques siempre me quedarán más, así que no te molestes. Esto es un bloque compacto y va todo junto, así que si algo no te gusta pues lo echas azúcar".
Y fin de la cuestión. Como dices bien, es insoportable tener que bailar al son que otros tocan. Cuesta un poco, desde luego, pero "a mi manera" es como quiero vivir y no admito réplicas, también es cierto, que acepto las maneras de otros, o no, simplemente no aguanto lo que no quiero.
Haces bien, no permitas que te critiquen, porque si no, ya no serás tu. Si quieren algo a su medida, que se hagan un traje.
Un beso, amigo, y a mí sí me gustan tus maneras, no necesito azúcar.
parkerazul dijo...
17 de abril de 2011, 14:30
Jota,sé que soy diferente y me importa un comino.Jamás,me oyes jamás hagas lo que el resto quiera.Sé auténtico,sé tú...lo demás no importa.
un abrazo enorme.
Millones de besos.
MORGANA dijo...
17 de abril de 2011, 16:27
Cada uno es como es y siempre hay que saber escuhcar y aceptar la opinión y la manera de ser da cada uno. Yo siempre lo he hecho así y así seguiré haciéndolo.
Tu haz y se como quieres ser, bastante tenemos con los cambios que nos obliga a hacer la vida como para que los demás también nos obliguen a que seamos como ellos quieran.
El que mi quiere como soy es el que está a mi lado y el que no que se vaya por donde ha venido.
David dijo...
17 de abril de 2011, 17:31
Yo soy de las que procuro no juzgar porque no me gusta q lo hagan conmigo. Creo que la gente enseguida hace juicios de valor sobre los que tenemos cerca y no intentamos tener empatia y ponernos en su piel para intentar entender el porqué de sus reacciones.
Yo tb tengo "my Way".
Un beso
caperucitaferoz dijo...
18 de abril de 2011, 9:17
Pues tu manera de ser.. sentir .. actuar, es TU manera ..y por ello que asi sea.
Cariños JotaEfe.
ËM¥ £Ï dijo...
18 de abril de 2011, 15:47
Cada cual es como es, cada uno tiene su manera de pensar, de ver las cosas. Tú te imaginas que todos fuésemos iguales? El mundo sería un aburrimiento, todos robot.
Lo importante en esta vida es ser tal cual, viviendo cada uno a su manera y ante todo respetando a los demás.
Todos tenemos un montón de defectos y nadie se salva de ellos.
Siempre digo que el que me quiera tiene que aceptar todo el lote, lo bueno y lo malo....de lo contario puerta.
Venga te mando un beso y espero que andes bien
Princesa115 dijo...
19 de abril de 2011, 7:56
No cambies nunca Juan, eso es lo que te digo, tú eres tú, y si alguien no está de acuerdo con tu forma de pensar, adiós, y hasta la vista.
No tenemos porqué amoldarnos a los gustos de los demás, yo respeto a todos, pero si quieren que se adapten ellos a los míos.
Me encanta esta canción, no conocía la versión de los dos, y es que me gustan ambos.
Besitos y espero que descanses en estos días.
Pepi dijo...
19 de abril de 2011, 17:29