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El pasado domingo, España se suicidó. Literalmente. Dio -dimos- carta blanca a un señor que ha ganado las elecciones sin saber qué coño va a hacer y, como ya se vio en las últimas elecciones autonómicas, hemos hecho a Zapatero responsable de la crisis, de sus recortes y de los recortes del vecino. De lo contrario no puede explicarse que CiU haya ganado estas elecciones en Cataluña..., y ello les ha animado para presentar una nueva tanda de recortes que para ser aprobados necesitan del apoyo del PP en el parlamento catalán. Incluyen hasta una fórmula de copago sanitario. ¿Lo apoyarán?, ¿Significará eso que están por la labor de imponérnoslo a todos los españoles?


La prima de riesgo y las tensiones financieras demostraron al día siguiente que les importa tres pimientos quién gobierne en España y negaron aquello de que Zapatero, el ex presidente, se iba a llevar a su nueva casa de León al menos 200 puntos de la prima de riesgo, ahora relajada por la sola presencia de un nuevo Gobierno. Del que teóricamente se iban a fiar. Nada más lejos de la realidad.


Y lo curioso es que Rajoy, según las encuestas, no suscita simpatías especiales entre los electores. Al menos, tanta simpatía como para respaldar el resultado hace tres días cosechado. Pero, bah, qué más da, si lo mismo no llegamos ni al final de la legislatura. La Merkel ya se ha encargado de decirle lo que tiene que hacer, algo que según él mismo los españoles no teníamos por qué soportar cuando gobernaba Zapatero. Me temo que esta va a ser la legislatura del "donde dije digo, digo Diego". Ya han dicho que la crisis no es española sino de la eurozona y que hay que arreglarla allí. Valientes sinvergüenzas. Claro que solo pueden engañar al que se deja engañar y no se para a leer los periódicos o a escuchar la radio y deducir razonamientos de sentido lógico, derivados de un análisis crítico de la realidad que ve y vive. Y padece. Y los mercados le piden medidas y recortes sorprendentes. De eso no me cabe la más mínima duda, de que van a ser sorprendentes, me refiero.


Lo que no sé es si los mercados las considerarán suficientes como para dejarle gobernar toda la legislatura. Eso será lo que esta España sin ventura tendrá que ir viendo.


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La campaña electoral, que termina en unas horas por cierto, tal y como se ha planteado y desarrollado no ha sido más que una enorme basura intelectual. O sea, de ese tipo de cosas con las que todos pensamos que nos están tomando por idiotas.



Es realmente grave que el domingo, tal y como se estima, vaya a barrer en las urnas un partido de cuyo candidato apenas sabemos lo que va a hacer. O al menos a mí me lo parece así. Sí, sabemos que según él hay que hacer muchos esfuerzos. Pero cuidado no se lo vayan a hacer ustedes en los pantalones de tanto esfuerzo... Y también parece que van a hacer recortes en todas partes, van a derogar muchas leyes y la gente saldrá a la calle, según reza el cospedalismo bajo cuyo mandato España se hallará en los próximos cuatro años, si los mercados y los especuladores lo permiten. Que esa será otra canción que empezaremos a escuchar desde las 00.00 horas del 21-N. Pero, en principio, que este señor no anuncie recortes, ni congelación de pensiones, ni recortes en sueldos de funcionarios, ni recortes en sanidad ni en educación, etc., cuando desde Europa se nos lleva pidiendo desde hace semanas que recortemos más de 30.000 millones de euros causa, cuanto menos, hilaridad.



También es basura intelectual que se anule la opción mayoritaria contraria por el simple argumento de "por qué usted no lo hizo cuando estaba en el Gobierno". Pues muy simple. Porque los Gobiernos que se presentan a la reelección no pueden hacerlo todo en cuatro años (si no, no habría Gobiernos reelegidos, de cajón) y porque esta crisis exige que una semana se piense de un modo y a la siguiente del contrario y ni los gobernantes europeos se aclaren. No veo que sea un problema exclusivo de España. Si no, ni Sarkozy ni Merkel, cuando pretendan la reelección el año que viene, podrían presentarse: porque ya gobernaron y no hicieron lo que entonces pongan en sus programas electorales que van a hacer. Lo que les digo, basura intelectual.



Pero es de deficientes mentales pensar que con la sola presencia de un Gobierno de diferente color las tensiones financieras, la prima de riesgo y la confianza en España se van a recuperar. Y que a partir de ahí, el camino hacia el pleno empleo será una marcha continua y sin freno, animada con músicas celestiales. Porque van a estimular el empleo no se sabe cómo y a partir de ahí subirán las cotizaciones y, oiga, dinero para todos y olvídese usted de los recortes. Y si no que se lo digan a los griegos, a los portugueses y a los italianos y sus recién estrenados nuevos gobiernos, si les ha servido de algo cambiarlos por tecnócratas para relajar a los mercados y a los especuladores. Me temo que no. Para su desgracia.



Y que me tomen el pelo de esa manera me crispa. Y que vayan a barrer me crispa aun más, pues demuestra que mis compatriotas se venden a quien no les ha dicho lo que va a hacer para sacarnos de ésta. Y si el paro sigue subiendo y las tensiones no desaparecen, cosa que ya ha advertido la UE, ¿entonces a quién se encomendarán?



Y como el voto es responsable, o así lo entiendo yo, y hay que obrar en conciencia no pienso dárselo a un señor que no me cuenta cuáles son sus intenciones. Y que lo hace por estrategia electoral. Pues que sepa que esa estrategia es una basura y un engaño y no quiero que en un futuro que creo cercano me pese el voto que deposité en la urna el 20-N a su favor. Tampoco le encuentro demasiado sentido a votar a partidos que, por el actual sistema de reparto de escaños en el Congreso de los Diputados, apenas van a obtener representación parlamentaria. Sí, queda muy bonito todo ese discurso anti-bipartidista y es realmente bohemio pero también peligroso que algunos de esos partidos pequeños tachen de antidemocrático el bipartidismo. Porque, señores, no estamos en la época del encasillado del Ministerio de la Gobernación, tal y como sugirió ayer la alcaldesa de Valencia. Otra que tal baila. Si éste fuera un país decente, esa señora habría dimitido ya por solo sugerir que el 20-N puede haber trampas en las elecciones. Y, qué quieren que les diga, no sé qué altera más la imagen de nuestro país y la prima de riesgo: si la actuación de los Gobiernos o los exabruptos de la oposición. O si las dos cosas.



Y si esos partidos pequeños obtienen representación será en todo caso insuficiente para combatir eso que llaman "el bipartidismo". No creo que estas sean las elecciones precisamente en las que dedicarse a experimentar con el voto. Apenas nada van a poder hacer ante una previsible mayoría absoluta del PP. Y me espanta la sola idea de que el PP acumule el poder del Estado, el de las Comunidades Autónomas y el de muchos Ayuntamientos de forma absoluta, sin que haya una oposición que puede contestarles. Eso no hay cuerpo que lo resista.



Por tanto, mi voto lo tengo más que claro.


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