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Hace días escribí que quería cambiar algunas cosas de mi vida, que me gustaría intimar con gente nueva que sepa valorarme como soy, que me acepte como soy.

Sentir que estamos rodeados de personas que nos quieren bien es una de las sensaciones más hermosas de que podemos disfrutar. Nos encanta, no podemos negarlo, sentirnos queridos; notar que contamos para los demás, que somos alguien, que tenemos en definitiva un lugar en este inmenso mundo. Pasarse los fines de semana encerrado en casa, pareciendo que las paredes se nos vienen encima, es una situación frustrante, por mucho vodka que se tenga en el mueble bar. Además, somos demasiado jóvenes como para sentir la soledad y las consecuencias de los fracasos tan a flor de piel.

Hablaba yo entonces de que tenía que hacer reformas estructurales antes de que el edificio, o sea yo, humilde metáfora, se viniese abajo. Pero, poco a poco, en frío, me he ido dando cuenta de que no es para tanto y que quizá con una manita de pintura a la fachada ésta luzca con un nuevo y diferente color. Es decir, puede que sea más simple eso de conseguir darle más emoción a mis días antes que optar por llamar a las máquinas demoledoras.

¿Y por qué ya no hace falta llamarlas? Porque sí que siento que algunos/as me aprecian cuando me dedican ratos de su tiempo para leer estas entradas, cuando intentan dedicarme físicamente su tiempo o cuando tienen detalles conmigo. Sería injusto no reconocerlo aunque, como me decía una amiga ayer por teléfono, muchos de ellos estén muy lejos, no en mi barrio, incluso a varios cientos de kilómetros.

El último detalle que han tenido conmigo me emocionó. Me llegó de las Islas Canarias, de Leo, mi amiga de Telde. Otra como Amelia, de la que ya os he hablado. Ella sabe desde que me conoce que los trajes, las corbatas y los gemelos me pierden. No sé qué es lo que ocurre hoy con estos tres oscuros objetos pero es salir a la calle con ellos y automáticamente la gente empieza a preguntar si es que vamos de boda o que si trabajamos en un banco. Necedades, como si uno no pudiera vestirse como se saliera de ahí. El caso es que a Leo no se le ocurrió otra cosa que mandarme la semana pasada una corbata preciosa y muy elegante y un par de gemelos de Emidio Tucci, los de la foto. Y me los ha regalado porque sí, sin estar obligada, porque le ha salido de dentro y le ha venido en gana. Simplemente por amistad, amistad de la auténtica, porque me quiere y porque, por supuesto, espera que vaya de lo más guapo, elegante y chic por las calles de Madrid.

En fin, yo no puedo más que dar gracias a la vida, como cantaba Mercedes Sosa, por toda esta gente que pone en mi camino, que me acompaña en él y que me lo hace más llevadero. Y seguro que, con el tiempo, habrá nueva gente. Gracias Leo y compañía.

11 guarrindongos tienen algo que decir:

JotaeFe, JotaeFe ...
Mira que yo Madrid no me lo conozco ...
Mira que tengo un traje regalo de tu amigo Fete de esos que valen un ojo de la cara y parte del otro, largo escotadito por delante y por detras...
Mira que vas a ver un dia como sigas asi, una maña puesta por su sitio!!!
Que miro yo mucho esa corbata y pega con el color de mi vestido ...
Lo de Leo ha sido todo un acierto!!!!
Dejame que todo se andara !!!!

Besos de todas formas y maneras.
Guapo y ponme un bolerito!!!

13 de octubre de 2009, 2:12  

Muy buen gusto ;)
Besotes!!!
Feliz semana Jota.

13 de octubre de 2009, 8:42  

Bonito regalo el de Leo, y eso que en mi vida me he puesto una corbata, ni tan siquiera el día de mi boda, jeje

Tienes razón, al final siempre existe ese tipo de gente afín a nosotros en los distintos estadios de nuestra vida.

Un abrazo¡¡

13 de octubre de 2009, 10:20  

Hola BEGO.

Pues seguro que alguno de mis cuatro trajes, uno de ellos con chaleco, va perfecto para ese vestido que dices que tienes, jajjaa.

No te preocupes, que la próxima entrada llevará un bonito bolero incorporado dedicado a ti. Besos.

13 de octubre de 2009, 13:56  

la corbata es preciosa y los gemelos tambien, lo que pasa es que no se lo voy a reconocer, porque ya sabes, se sube a los parrales, ajajajaj
y es verdad, a veces no hace desmantelar todo, sino solo unos pequeños retoques y todo vuelve a marchar,
Todo es cuestión de plantearse que es lo que quiere uno en la vida y como conseguirlo y que hacemos para ello,
y creo que todos queremos lo mismo, ser felices, y por eso tenemos que ir hacia donde nos hagan felices, y de todas maneras, madrid y canarias no esta tan lejos, 2 horas y media de vuelo, y si te regalan eso y mas es porque lo vales y mereces, tu amiga que te quiere, amelia

13 de octubre de 2009, 16:54  

La vida te va poniendo personas de lo más diverso en el camino lo que hay que hacer es saber con quién quedarte y con quién no, ahora a partir la pana con ese traje.

De todas maners yo estoy de obras en casa, se acepta ayuda a cambio de una sonrisa y unas cervezas, jajajajaja

13 de octubre de 2009, 18:23  

Me encanta la corbata, tiene unos colores preciosos y los gemelos son muy elegantes, denotan muy buen gusto, aparte de que es un detalle muy lindo. Tu te vistes como te guste y pasa un kilo de lo que digan los demás. Sabes que solo no estás, aunque lejos tienes amigos que te quieren de verdad, digo yo que por algo será. Besitos.

14 de octubre de 2009, 0:31  

Buena gente la que te rodea, buen sitio para visitar...eso sí en caso necesario un poquito de ron con cola, que una es muy clásica.
Volveré si me lo permites

saludos desde Valencia

14 de octubre de 2009, 1:36  

Pues sí, la verdad es que solo tengo que abrir los ojos y ver toda la gente que está a mi alrededor, aunque lo cierto es que me gustaría estar más cerca. Pero se siente el cariño y eso es suficiente. Un saludo a todos.

14 de octubre de 2009, 11:39  

Bueno,que la Mely me ha chivado lo de la entrada y después dice que la enteradilla soy yo.Muchas gracias Juan por la parte que me toca y claro que estas cosas se hacen de corazón y alma.

PD;Yo también tengo una falda que pega con la corbata y unos pendientes a juego con los gemelos¡
Leo.

14 de octubre de 2009, 18:36  

Vale, Leo, pues mándame también la falda y los pendientes y, si quieres, me los pongo con la corbata y los gemelos, jajaja. Estás de un generoso que no veas, jaja. Muchas gracias otra vez!

15 de octubre de 2009, 0:56  

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