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Mi viaje (II)


Ustedes, en esta foto, verán simplemente un trozo de un rellano de cualquier edificio de pisos. Yo no.

Ustedes, en esta foto, verán una puerta blindada que les puede parecer más o menos bonita -o fea- pero que no tiene nada del otro mundo. Yo no.

Yo aquí veo a una mujer que, antes de que yo hubiese llegado al rellano, procedente de Madrid, ya había abierto la puerta y aguardaba esperando para verme después de unas semanas o meses echándonos de menos. La veo sonriendo, ataviada con su habitual bata de invierno o de verano, según la estación, comentándome lo mayor y lo alto que me veía pasado el tiempo, asaeteándome a preguntas sobre los estudios, las notas y mis progresos en la escuela, en el instituto o en la Universidad. Todo eso mientras me comía a besos y me abrazaba, espachurrándome lo más fuerte que podía contra su cuerpo, sin dejarme apenas dejar la maleta en el suelo.

Traspasar esta puerta suponía para mí muchas cosas. Esta casa y sus paredes fueron las primeras que conocieron mis ojos. Era algo así como reencontrarme conmigo mismo, con mi pasado, con lo que yo soy. Al mismo tiempo, como digo, era su casa, un remanso de paz. Las temporadas que pasaba con ella me hicieron muy feliz, la pude disfrutar y, sobre todo, dejarme impresionar por su forma de enfrentarse a la vida y a sus reveses. Me enseñó tantas cosas que resumirlas sería tenerles aquí hasta dentro de una semana. Aquí la ví superando dolores, golpes, despedidas desagradables, soledades, etc., sin consentir que la viéramos llorar, pero también la ví disfrutar de un trozo de dulce en mi compañía. Y decía que no necesitaba más. Pero también la vi envejecer, restringir sus salidas a la calle y luchar contra una enfermedad que tenía más fuerza que ella. Todo con serenidad y valentía, sin quejarse, resignándose a lo que le venía según le iba llegando y aceptándolo todo con calma y con la mejor disposición posible, sabiendo que la vida es finita, que la separación es inevitable y confiando ciegamente en que el camino no se acabaría. Eso me emocionaba.

Por eso, cada vez que paso por este rellano, aunque la puerta ya no se abra para mí, yo sigo viendo aquí a mi abuela del alma, esperándome con los brazos abiertos como siempre y con esa alegría que le provocaba volver a ver a su nietecico del alma.

14 guarrindongos tienen algo que decir:

Joder juanito, me has hecho llorar, y no se ni que decirte,
solo que el tiempo, pero es estupido, porque yo se lo que es amar a alguien y que no este y ver la puerta cerrada, lo siento, un beso grande,

6 de noviembre de 2009, 10:27  

Tengo un día griposo.. no sé si será por eso que tengo la lágrima fácil o me siento más sensible de lo normal, el caso es que realmente emociona el amor con el que hablas de tu abuela.
Quizás algún día mis nietos hablen así de mí.
Se ha de pensar que tuvisteis suerte de teneros.. y quien sabe si os volvereis a reecontrar?
Un abrazo grande J.

6 de noviembre de 2009, 11:14  

Sí, Amelia. Normalmente se dice que el tiempo lo cura todo pero creo que no es así. La herida sigue abierta siempre, aunque la vida siga. El amor no se puede olvidar y más cuando ha procedido de un ser tan especial como lo fue ella para mí.
Solo espero que esa puerta se abra para mí un día de estos, como antes, y entonces no solo me tope con ella en el rellano sino dentro también, como antes. Un beso fuerte, Amelia!

6 de noviembre de 2009, 15:51  

UNA MÁS.

Sí, fui muy afortunado tocándome en suerte un ser así. Cuando uno va por las calles de Cartagena y la gente te reconoce como el nieto de..., pues te puedes imaginar que es muy emocionante ver que otros también se dejaron impactar por ella y ni siquiera se olvidan de mí.

Si eres una abuela buena, seguro que dejarás huella en tus nietos. No lo dudo. Y, como tú dices, quizá nos volvamos a ver dentro de unos años, eso sería terminar la vida de la mejor manera posible. Un beso fuerte.

6 de noviembre de 2009, 15:54  

Cuanto amor tuvo que existir entre tu y ella. Imagino que ella estará orgullosa de ver el buen recuerdo y el amor que dejo en ti.
Besosssssssss

6 de noviembre de 2009, 17:44  

Ella vive en tí, así q sonríe.
Un besico.

6 de noviembre de 2009, 21:09  

Naaaaaaaaa JotaeFe la yaya porque a mi lo de abuela me suena raro, la yaya estuvo, esta y estara ahi siempre marcandote lo positivo de la vida , siendo ella tu referente, llegara ese dia y yo estare ahi en mi blog riendome ...con un:
¡ Te lo dije!
Sera tu, un viejo espachurando a tus nietos con un dulce disfrutandolo con ellos y con eso te sera bastante y te llegara la enfermedad y lucharas porque ... ¿Porque?
¡Claro! Te acordaras de aquella anciana marvillosa que un dia su felicidad se llamaba "Su nietecico" osea tu y volveras a estar feliz y positivo porque tu yaya era eso un ser positivo y excepcional.
Ahora Jota levanta la cabeza escribe tu propia historia y haz que ella se sienta orgullosa.
Un abrazo SINVERGUENZA que las musas de las letras se van contigo y a mi me han abandonado!!!

6 de noviembre de 2009, 22:57  

NEFER.

Pues sí, otra cosa no, pero amor y buenas enseñanzas dejó en mi para parar un tren. Y eso es lo que me llevé de ella, nada más. Besos.

FETE.

Es muy bonito lo que escribiste, tienes razón. Yo no hago más que acordarme de ella e intento estar feliz pensando en lo que vivimos y en lo que me dejó.
Solo espero que las musas vuelvan a ser buenas contigo y te devuelvan la pluma en breve. Quiero seguir leyéndote. Un abrazo fuerte!

7 de noviembre de 2009, 16:05  

Yo también echo de menos a mi abuela, parece que los abuelos son especiales......

Y sí, el tiempo lo cura todo, el mismo te lo dirá. Aunque eso no significa que se olvide.

7 de noviembre de 2009, 18:04  

DAVID

Yo sí que creo que los abuelos son seres especiales. Especialmente cariñosos, especialmente comprensivos, especialmente confidentes, especialmente consejeros, especialmente todo. Por lo menos, así era mi abuela. Y como ella no ha habido, de momento, nadie.
Un abrazo fuerte!

8 de noviembre de 2009, 13:39  

Y ella desde algún lugar precioso observa orgullosa a su nieto (¡no me cabe duda!). No hay mayor homenaje que el recuerdo y llevar en ti una parte de esa persona a quien tanto amas.
¡Me lo pasé genial el viernes! Tenía muchas ganas de conocerte, eres un amor.
¡Besitos!

8 de noviembre de 2009, 14:59  

Hola Eme!
Lo mismo digo, fue un placer, me lo pasé estupendo, hacía tiempo que no reía con ganas. Me encantó conocerte y pasar ese rato, espero que se repita! Besos.

8 de noviembre de 2009, 16:16  

Ni te puedes imaginar como te entiendo con esa foto de la puerta, lo que espero y deseo de todo corazón, es que pronto se pueda abrir para ti´y ¡ojalá! que encuentres todo como ella lo dejo. Un beso muy fuerte.

8 de noviembre de 2009, 18:13  

PEPI

No sé cuántos años pasarán para que esa puerta pueda abrírseme para mi, no quiero ni pensarlo. Lo que sí te puedo decir ya es que nada está como ella lo dejó, todo está cambiado y tirado a la basura. Ya da igual. Un beso fuerte.

9 de noviembre de 2009, 0:50  

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