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Conocido es por todos el conflicto que "enfrenta" desde hace tiempo a las ciudades futboleras de Cartagena y Murcia. Quien más o quien menos, sabe que la cosa arranca de que los cartageneros se sienten dolidos por el maltrato histórico que han recibido. De capital de provincia romana o de la España bizantina, a casi nada importante en la actualidad. Más de dos mil años de historia para que, al cabo del tiempo, fuera una ciudad como Murcia, relativamente moderna, la que se llevara todas las atenciones políticas y económicas, e incluso eclesiásticas -traslados de la sede episcopal a Murcia, aunque hoy está en Cartagena pero sin catedral o, mejor dicho, con una catedral destruida desde 1936-. Cosas un tanto absurdas como el traslado de la aduana desde Cartagena a Nonduermas, al lado de Murcia. Y otros aspectos que también duelen como la supuesta falta de inversiones en la ciudad costera, la imposibilidad de salir de ella si no es por autopista de peaje tanto en dirección a Alicante y a Almería o, bien, trasladarse a Murcia y desde allí conectar con la Autovía del Mediterráneo. Tampoco gusta el uso y abuso de la palabra "Murcia" para definir a una región entera. O sea, un desplante tras otro, que dicen los más exaltados. Y, por su parte, los murcianos no quieren que se les quite nada de lo que tienen, capitalidad provincial incluida lógicamente.

En julio de 1873, Cartagena se declaraba cantón independiente y en guerra contra el Gobierno español -los centralistas-. La rebelión duró seis meses justos, hasta enero de 1874. Aquel intento prácticamente cayó en el olvido de todos, pero parece que seguía latente entre los ciudadanos más sentidos del lugar. Tanto es así que, de acuerdo con el Estatuto de Autonomía de la Región de Murcia aprobado en 1982, se instituyó una especie de doble capitalidad dentro de la comunidad autónoma. La capital ejecutiva es Murcia y la legislativa -la sede del Parlamento regional- pasaba a ser Cartagena. Es el único caso en toda España.

Pero no parece que eso fuera suficiente. Hoy en día, de todo aquello quedó un partido cantonal que recuperado con fuerza desde 1977 y "escondido" en un partido con otro nombre actualmente cifra sus intereses en hacer de Cartagena capital de su propia provincia. O sea, crear dentro de la Región de Murcia dos provincias, una con capital en Murcia y la otra con capital en Cartagena. Eso revalorizaría la ciudad, atraería inversiones y aumentaría la representación de la región en el Congreso de los Diputados y en el Senado, dicen. Parece que eso fuera a colmar las expectativas de aquellos que quieren realzar la importancia de una ciudad que hoy por hoy es la productora del 20% de la energía que consumimos en todo el país, que ha recuperado su sede episcopal, que es capital legislativa de una comunidad autónoma, que tiene el puerto más importante de toda la costa mediterránea en tráfico industrial y que es capital militar y sede de uno de los tres arsenales de la Armada.

El caso es que el conflicto adquiere vida plena cuando los clubes de fútbol de ambas localidades, los dos en Segunda División, se enfrentan en una u otra ciudad. El Cartagena está el segundo en la tabla -quizá ascienda a Primera, lo nunca visto, todo un bombazo- y el Murcia en serio peligro de descender.

En noviembre se enfrentaron y la goleada del Cartagena al Murcia fue clamorosa. El día del famoso clásico entre el Madrid y el Barcelona también hubo derbi murciano, se volvieron a enfrentar y volvió a ganar el Cartagena, para dolor de los murcianistas y alegría de todos los cartageneros y de mí mismo, para qué les voy a engañar. Pero, ¿cómo se manifiesta el enfrentamiento entre ambas ciudades?

Con insultos, como no podía ser menos. Mientras los cartageneros sacan banderas de la provincia de Cartagena y pancartas con el lema "Cartagena no es Murcia", los murcianistas chillan en el campo del Cartagena cosas del tipo: "Cartageneros, hijos de puta", "Este campo es un futbolín", "Murcia se mea en esta puta aldea", "Murcia capital, Cartagena pueblo". Y rotura de lunas de coches y autobuses.

Desde luego que no me gustan estas cosas, ni voy por ahí insultando a nadie. Tampoco me gusta el fútbol, aunque la temporada que está haciendo el Cartagena es estupenda y muy ilusionante. Imaginaos que subimos a Primera, ¡¡Cartagena en Primera División!! Sería increíble, así como no me disgustaría que en la reforma del Estatuto de Autonomía sobre la que se está trabajando actualmente contemplara la biprovincialidad y, por tanto, me hicieran ir a cambiar de provincia en mi DNI.

5 guarrindongos tienen algo que decir:

Muy interesante e informativa entrada la de hoy.
El fútbol deja de ser un deporte cuando en su entorno hay salvajes que se dedican a insultar ó a destruir mobiliario; algunos forofos exaltados de algunos importantes equipos son animados, consentidos y pagados por sus presidentes.
Hace un par de temporadas era socia del Real Zaragoza, una afición nada violenta, que canta sus cánticos, que disfruta del espectáculo, que vitorea los goles, que pita los goles de los visitantes pero se me caía la cara de vergüenza cuando recibíamos a algunos visitantes y haré especial hincapié en los forofos del Osasuna, que son lo más asqueroso que he visto en mi vida, ni los hooligans; siempre hablando de los forofos exaltados porque también habrá gente normal.
Bueno, sigo, estos imbéciles no saben otra cosa que provocar, insultando a la Virgen del Pilar, llamándola hija de puta, etc, etc. Yo no soy religiosa y no veo más que en la virgen una estatuilla pero no dejo que vengan unos desgraciados a insultar lo que otros valoran religiosamente tanto y menos algo de mi tierra.
Aparte de todo el destrozo y peleas que provocan estos bestias, nada comparado a otras aficiones y sino que aprendan de los forofos aragoneses que hasta aplaudimos los goles de los visitantes si son dignos de elogio como ultimamente sucedió en la Romareda (nuestro campo) con Messi.

En cuanto al tema del agua los murcianos nos criticaban de egoístas y rácanos por no querer compartir el agua con ellos.
Primero tendremos que estar nosotros servidos y para que lo gasten en hacer campos de golf para los ricachones, la derrocho antes como me dé la gana.

Perdón por el rollo.
Besicos, amigo

12 de abril de 2010, 17:01  

Visto lo visto... aupa el CARTAGENA...
Yo soy futbolero, y de los que va al campo cuando juera mi equipo, y sí, los insultos imperan y nadie hace nada para evitarlos, igual que se tiran objetos y los guardias de seguridad cogen al energúmeno, yo estoy con que se haga algo con los que insultan también...

Hay un árbitro por las categorías inferiores que si oye insultos para el partido y avisa que si vuelve a escuchar otro suspende el partido... igual sería una buena solución.

Me he ido por el futbol porque no conozco ni Cartagena ni Murcia, pero seguro que es mas guapa tu ciudad.

Un abrazo.

12 de abril de 2010, 21:01  

No tenía ni idea de toda esta historia.
Que pena llegar a estos extremos....
Besosssssssssssssss

13 de abril de 2010, 21:38  

la verdad qeu tamañas exquisiteces de vocabulario y de comportamiento me recuerdan a rencillas entre gran canarios y chicharreros, (tinerfeños), y con el arrastre de todo para casa de tenerife, queria quitarnos hasta el gran, de gran canaria,no pudieron,
si con la virgen, ahora según ellos, nuestra patrona es la candelaria, la de las islas, y no la del pino, que siempre ha sido,
en el fufbot era sabido nuestra rivalidad, y lindeces parecidas se decian, pero ahora las palmas ni tan siquiera esta en segunda, ya ni la encuentro de donde esta, pero que mal royo cuando llegamos a estos puntos de comportamiento y los cogen como norma, un abrazo juanito.

14 de abril de 2010, 15:50  

El futbol me da urticaria...
Besicos.

17 de abril de 2010, 15:13  

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