Blogger Template by Blogcrowds.

A la mierda.

Hay veces que hay que decirlo, que no se pueden aguantar más las ganas. Gritarlo, incluso, sería mejor. Aunque solo fuera como terapia relajante en el breve espacio de unos segundos y, después, vuelta a la rutina. Pero desahogados, que es lo más importante.

"Vete a la mierda", con todas las letras y cada una de sus palabras. Pronunciado con serenidad y aplomo, mayestáticamente. Y uno se queda más a gusto que un ocho contra los tontos del culo con que nos topamos desde que amanece hasta el ocaso. Es el himno a la par que la más idónea guía turística para todos aquellos que se levantan con ganas de tocarnos las narices.



Decía Don Ramón María Narváez Campos, varias veces presidente del Gobierno de España durante el reinado de Isabel II, que la tontería era una enfermedad que no tenía cura y que, encima, se contagiaba. Después, Don José Ortega y Gasset vino a decir que los idiotas son más peligrosos que los malvados porque éstos abandonan de vez en cuando su maldad pero aquéllos nunca dejan de acompañarse de su imbecilidad. Y cuánta razón tenía. Cuando no te los encuentras detrás de una ventanilla pidiéndote el oro y el moro para poder hacer algún papeleo administrativo, los tontos están haciendo cola, pidiendo algo ante un mostrador, insultándose en la cola del autobús o a las puertas del Metro o sentados en una silla tratando de atenderte con mayor o menor nivel de cortesía.

La tontuna, la maldad, la necedad, la falsedad, la hipocresía, etc., flotan en el ambiente, nos asfixian, nos hacen desbarrar y, al final, se traducen en unas ganas locas de echar la pota. Hoy no tuve un buen día, huelga decirlo. Me fastidia perder una mañana entera de acá para allá, haciendo el panoli, como si me sobrara el tiempo, y que luego venga Perico a darle al torno. Por si era poco. Y no nos damos cuenta de lo fácil que sería vivir sin tantas preocupaciones y, sobre todo, con menos afanes porque al fin y al cabo aquí estamos de prestado. Y tan pronto estamos como dejamos de estarlo. Y ya que estamos, que nadie contó con nuestra opinión para desembarcarnos en este mundo, podríamos al menos aspirar a vivir con un poquito más de cordura, con una sonrisa en los labios, con un gesto afable para quien lo necesite y aligerando la vida a los demás en la medida de lo posible.

PD: Perdón por aparecer y desaparecer de este mundo como el Guadiana. Últimamente el vecino no se apiada de mí y no quiere compartir su red conmigo, a pesar de que ya le hablé de las bondades de compartir lo suyo conmigo. Es un borde y no quiere. Hoy me dejó conectarme un ratito y aproveché para desahogarme y, de paso, saludarles desde aquí. Disculpen que no les visite.

5 guarrindongos tienen algo que decir:

Nada hombre, no te preocupes que en parte se inventaron los blogs para contar al mundo lo que nos fastidia.

Suerte con el vecino. En su descargo diré que a mi también me molesta que me roben la conexión; claro que si me ayudase a pagarla la compartiría de mil amores.

Un abrazo

21 de abril de 2010, 10:12  

Tranquilo, no hay mal que cien años dure, dentro de poco volverás a tu casa (eso espero) se te extraña, pero yo tampoco ando mucho por aquí. Te lo tomas con calma. Besitossssssssssss

21 de abril de 2010, 22:37  

Di que si, un buen "a la mierda", a lo Fernan Gómez y se queda uno de lo más a gusto, además me da que por el momento es la única medicina contra la tontería. En fin, me alegro de verte y hombre, regala al vecino una paletilla y verás como las horas de wifi gratis aumentan, jeje

Un abrazo

22 de abril de 2010, 9:43  

Y lo agustito que se queda uno. Y si lo gritas a los cuatro vientos, el relax está garantizado.
Venga.......un poquito de paciencia que todo pasará.
Besosssssss

22 de abril de 2010, 20:01  

A mí me gusta decirlo con fuerza, una fuerza que sale desde mi interior más profundo y ufffff qué bien me quedo.
Tranquilo, todo pasará y te tendremos en nuestras casas como meses atrás.
Besitos, guapetón.

24 de abril de 2010, 18:46  

Entrada más reciente Entrada antigua Inicio