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Había dos canciones que le encantaban, al menos que yo sepa. Una, la de Gracias a la Vida de Mercedes Sosa pues, aunque no tuvo demasiada suerte y la vida le dio ciertos golpes duros, siempre decía que la vida era maravillosa y daba gracias por cada nuevo día que amanecía. Yo, tan enferma como la veía, me ponía del revés y, por qué no decirlo, lloraba como un tonto de la emoción cuando la oía hablar de esa guisa. Predicar con el ejemplo, que se llama eso.

Pero ella sabía que esta vida hay que vivirla ligeros de equipaje, como rezaba el título de uno de los libros de Tony de Mello que ella siempre leía y releía. Ligeros de equipaje, sin yugos materiales, sin obsesiones, sin padecimientos provocados por nosotros mismos, sin darnos disgustos gratuitos y, sobre todo, sin hacer sufrir a los demás, ni consentir que éstos influyan en nuestro estado de ánimo. Ánimo que estaba siempre bien arriba o se intentaba, siempre sonriendo, siempre con una palabra agradable, de amor, de consuelo, de paciencia, para confortar, para tranquilizar y para aconsejar. Era, en ese sentido, una gran "pescadora de hombres", su otra canción.

Pero sabía que, aun conociendo la teoría, no somos perfectos. Y pedía siempre, como dicen las estrofas de otra de sus canciones favoritas, ser un vaso nuevo, de barro imperfecto pero maleable a mejor. Un vaso que se rehiciera cada día, que se restaurara en sus grietas, que estuviese mejor ensamblado cada vez, mejor hecho, mejor decorado y que calmase la sed de más y más gente.

Siempre estuvo preparada por si la vida venía por ella. Siempre estuvo a la espera. Y eso me recuerda una canción de José Luís Perales, que les dejo para que escuchen.



En efecto, se instaló en su casa, la decoró con vivos colores, llenó de geranios y jazmines su balcón por mucho que también tuviese algún que otro cactus que en nada afeaba la casa. Vivió a la sombra fresca de un sauce y un álamo y en el jardín plantó lirios y azucenas y colocó en la puerta geranios y rosales a montones para dar la mejor de las bienvenidas. Y se recogijaba cuando los árboles frutales daban su fruto, cuando la primavera llegaba y el sol resplandecía. Siempre vistió sus mejores galas por si, como digo, la vida se presentaba algún día ante ella y tenía que rendirle cuentas. Con esa ilusión vivía y dormía y veía pasar las horas en el reloj que, ahora, llevo yo en mi muñeca.

Yo voy a hacer acto de contrición, como se dice en los ámbitos eclesiales, y voy a tratar de corregirme. Qué me importa la gente -sea de mi sangre o no- y lo que ésta diga y haga. Si venden, como si compran, como si te despeñan por un barranco. Y si sus acciones me afectan, trataré de minimizar sus consecuencias y, sobre todo, dejar de asumir culpas ajenas. Lo importante es estar siempre preparado, vestido con las mejores galas, ir ligero de equipaje, dar gracias por lo vivido y por lo que lo vivido nos ha dejado. Vivir, en definitiva, pescando hombres y no disgustos, salir a la calle, disfrutar de la vida, mirar al cielo y a los árboles y reconocer en ellos al ángel de la guarda que me acompaña continuamente y que, sabiendo de mis defectos, no respeta puentes, ni fines de semana. Siempre conmigo, siempre a mi lado, siempre hablándome al corazón y sugiriéndome el camino que debo seguir. El camino que me lleve a ser caminante y no camino, ser libre y no esclavo, ser beso a ser puñal, ser un campo de hierba mojada y no uno de batalla, ser risa y no dolor, ser soñador y no matador de sueños, ser temeroso a ser temido, ser campo a ser ciudad, ser noche clara de luna y no oscura, parafraseando otra canción del conquese antes citado.



El camino hacia la libertad, la vida sin ataduras.

PD: Eso sí, si me admiten un consejo no hagan caso del refrán ese que dice "con la familia comer y beber pero no comprar, ni vender". Hagan lo que ustedes quieran, pero yo que ustedes ni compraba, ni vendía, ni comía, ni bebía, ni salía, ni entraba con ellos. No dan más que problemas, cabreos y disgustos. Como dice mi amiga Pepi: "Familia y trapos viejos, pocos y lejos". Al cuerno.

14 guarrindongos tienen algo que decir:

Hoy me encanta leerte, ya estás más tranquilo, y te aseguro que esta música ayuda, curiosamente, La espera, no la conocía, y me gustó, la de me gusta la palabra libertad, no es que me guste, me encanta, ya que adoro esa palabra.
También me alegró el que te gustara el refrán, je, je, mira te cuento la historia, yo era una chica muy joven, 16 años supongo, mi madre siempre estaba enferma y yo la acompañaba a todos los médicos, uno de ellos tenía un despacho precioso, y colgado en a pared un cuadro grandecito de una familia antigua, ellas muy guapas con sombreros, todos muy elegantes, esa foto me gustaba mucho, pasaron los años y ya yo casada, un día que salimos de los últimos de la consulta le pregunté, que si los de la foto eran familiares suyos, entonces me puso el brazo sobre el hombro y me dijo, -¡Ay! mi niña, como se nota que eres muy joven, esa foto la vi, me gustó y la compré, no olvides nunca el refrán que te voy a decir- Familia y trapos viejos, pocos y lejos. Y ya vez, no lo olvidé, y por desgracia, en muchas cosas resultó cierto, más si hay algo de dinero por medio. Un besote y trata de ser feliz.

21 de octubre de 2010, 0:35  

Estoy bien. Ya te comento otro día. Cuidate y besos!!!...

21 de octubre de 2010, 1:11  

Muchísimo mejor.
Es tarde y me tengo que acostar ya.
Mañana escucho las canciones y seguiremos un ratito.
Pero es la manera de empezar.

Un beso

21 de octubre de 2010, 2:01  

Creo que la familia mientras que vives en casa con tus padres, bien, Porque son ellos los encargados de armonizar todo, pero una vez que cada uno ha formado la suya propia... la cosa se pone más chunga.

De todas formas si cada uno pone de su parte seguramente todo llega a buen puerto. Un abrazo y me quedo con el título de la entrada.

21 de octubre de 2010, 6:13  

PEPI

Pues sí, las cosas se van aceptando, qué remedio queda y tenemos que sacar las lecciones de cada cosa y no volver a estar así por culpas ajenas.
Las dos canciones son muy bonitas, a mí es que me gusta mucho de siempre Perales, creo que es un poeta que canta, todas sus letras tienen mucho mensaje.

jejeje, ese médico vuestro era o es todo un sabio, cuánta razón tenía/tiene. El refrán me encantó desde luego.

Un beso fuerte y que los dos tratemos de estar bien y ser felices como codornices.

21 de octubre de 2010, 11:44  

PRINCESA

OK, me alegro de que estés bien, vuelve pronto, por favor, que te echamos de menos, que si no esto no tiene su alegría, qué va a ser de nosotros sin la Alegría de la Huerta, jajaja.
Un beso fuerte!!!

21 de octubre de 2010, 11:45  

PARKER AZUL

OK, vuelve cuando quieras. Espero que te gusten las canciones, sobre todo el mensaje que tienen, que es lo que importa.
No sé si será la mejor manera de empezar, pero habrá que ir empezando por algo, no???
Un beso y hasta luego.

21 de octubre de 2010, 11:46  

DAVID

Depende de los caracteres, desde mi punto de vista. Aunque estando sin independizar, creo que llega un momento en que algo muta en las cabezas de los progenitores y en las de los hijos que empieza a provocar situaciones incómodas, unas ganas locas de largarse, acusaciones, malos rollos, etc. No sé muy bien lo que es, trato de comprenderlo, jajaj, pero entiendo que esas cosas pasen con los hijos que tienen mal carácter, que se portan mal o que van a su bola. Pero es que también pasa con los hijos que son buenos con sus padres, que les traen y les llevan, que les acompañan al médico y todas esas cosas.

Bueno, no sé. El caso es no terminar como en Puerto Hurraco, jajaja. Abrazos.

21 de octubre de 2010, 11:51  

Hola Jota
Ya no soy la Alegría de la Huerta, estoy muy plofff y creo que no podría animaros. Así que vais a tener que pasar de mí, hasta al menos que me encuentre mejor.
No soy capaz de decirte que te animes, que todo pasa, que la vida es guay, que la familia a la Mier..
Cómo te lo digo si no creo en lo que escribo? Puafff creo que estoy rarilla, que todo lo veo gris...Seguro, seguro que mañana estoy mejor, jajajaj.

Sigue cuidándote y besos

21 de octubre de 2010, 17:38  

Yo creo que son rachas, me fui de casa con 30 años y te garantizo que hubo de todo, momentos buenos, malos, regulares, idas, venidas y muchos momentos de querer irme.

21 de octubre de 2010, 17:53  

Ya, tengo un ratito. He oido las canciones. Ya las conocía, pero eso da igual, siempre están actuales.
En eso de las familias hay muchas cosas.
Un primo de mi padre, dice que no se pueden tener familias grandes, que por algún sitio hay que recortar, y que las familias se las hace uno a la medida, quitando todo lo que sobra.
Me parece genial. Porque me siento mucho más cerca de el, y como ves el parentesco es un poco lejano, que de mis tíos directos, que pasamos los unos de los otros, por fin. Que durante años eran lo primero. Chico qué liberación cuando pudimos mandarles a hacer puñetas.
Así que mira por dónde tienes que meter la tijera y no tengas miedo ni pena. Al final se quedan contigo los que de verdad tienen que estar.

Me encanta lo que hablas de tu abuela. ¿Ves? eso vale más que cualquier cosa que puedas tener de ella o que te puedan quitar de ella.
Ojalá algún día alguien me recuerde de esa manera. Yo sí los recuerdo así. Y es triste no tenerlos sí. Pero es peor estar rodeado de gente que solo suelta coces.

Ahora te veo en racha. No sueltes esa línea. Sé tu mismo y como nos dicen en yoga SE FELIZ. Esa es una obligación que todos tenemos. Buscar la felicidad. Aunque la condenada se nos escapa siempre.

Un abrazo grandote.

(Por cierto, Fuenla, pero bajito, que no me gusta dar datos por aquí)

21 de octubre de 2010, 19:01  

PRINCESA

Aquí estamos mejor que queremos. Cuando no recaigo yo, os desanimáis vosotros. Esto no puede ser...!!

No te voy a dar ánimos porque sonarían a falso, me temo. Solo espero que no dejes de pasar por aquí, que te repongas pronto y que vuelvas a darnos vidilla.

Además..., estoy pensando en algo y creo que voy a necesitar de vuestra ayuda y/o participación desinteresada, ya verás lo bien que nos lo vamos a pasar, jajaja.

Muchos besos y no se te ocurra descuidarte que de lo contrario nos vamos la Parker y yo a Cádiz a darte una paliza, jajaja, que para algo somos de los barrios bajos de los Madriles, jajajaja.
Besos!!!

21 de octubre de 2010, 19:08  

DAVID

Sí, son rachas. Unas muy buenas y otras horribles. A veces unas ganas locas de hacer la maleta y pirarse y, otras veces, unas ganas locas de no salir de casa y de querer estar en familia. Esto es muy raro, jajaja, cualquiera pensará que todos somos ciclotímicos o como se llame el trastorno mental ese que hace que un día estemos de un modo y, al siguiente, del contrario sin mayor motivo, jajaja.
Abrazos!

21 de octubre de 2010, 19:11  

PARKER

Me alegro de que te hayan gustado las canciones. Yo creo que no están desfasadas, principalmente por la letra que tienen. Y creo que también hay ciertos cantantes que nunca van a pasar de moda y que los estribillos de sus canciones los van a conocer todo el mundo; tal es el caso de este que hoy nos trae aquí.

Yo, tengo que confesar, que tengo una familia diminuta. Tan diminuta que en ella entran mi hermana y mis padres y, hasta hace casi 3 años, mi abuela. El resto (tíos y primas) pasan de mí y yo de ellos bastante ampliamente. Cada uno a su bola. Y como cada uno va a su bola, luego no saben tratarte y vienen los problemas.
Siento que son más familia mía los vecinos de mi abuela que, durante muchos años, estuvieron pendientes de ella, la llevaban al hospital si era necesario, le hacían la cena y todas esas cosas. Y prueba es que, a veces, me llaman para interesarse por mí, por los estudios, por el trabajo y todas esas cosas... O sea, lo que no hacen los de mi familia, lo hacen los vecinos. Creo que hay un refrán sobre esto (que habla de vecinos y de familia) pero no me viene a la cabeza ahora mismo.

BUeno, a ver si esta racha es duradera, que de momento ha durado un día, jejeje. Buscaré ser feliz, pues en el fondo es lo que siempre hago, pero hay días que no solo lo ve todo negro.
Besos!!!

21 de octubre de 2010, 19:17  

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