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Dime.

Hoy pasé toda la mañana fuera de casa en compañía de mi madre. Fuimos a Kosovo capital con el objetivo de solucionar ella unas cosas del banco y para que viera yo telas y visillos que me vinieran bien para encargar el estor que quiero poner en mi habitación cuando acabe la reforma de la casa que sigue sin empezar. Por aquello de aprovechar las rebajas.

El caso es que, casi en la misma puerta de la tienda de cortinas y ropa de cama, nos hemos topado con un hombre que estaba tirado en el suelo, mugriento y dolorido, pasando frío y acompañado de un cartel que decía que tenía hijos y que, sin trabajo, no hallaba la forma de mantenerlos. A decir verdad, hemos pasado por su lado casi sin mirarlo, como señoritos, como si nosotros tuviéramos una Bula Papal que garantiza a los miembros de mi familia que nunca nos veremos en su misma situación desesperada.

Dentro de la tienda, mientras la señorita me recomendaba visillos y me hacía presupuestos, no hacía más que pensar en él. Pensaba en que yo, de momento, tengo ropa, una casa hermosa a punto de convertirse también en bonita y como nueva, unos padres que me mantienen cómodamente, algo que llevarme a la boca -sin duda, más de lo estrictamente necesario- y un estor con el que decoraré mi habitación.

De hecho, salí de la tienda pensando que seguramente yo no necesitaba tanto ese estor como aquel hombre el dinero que me iba a costar para poder comer y dejar de pasar frío. Y me fui de la tienda desganado, enfadado quizá, molesto y pensando en ¿la inmoralidad? de los que vivimos bien y cada vez queremos más, sin pensar nunca jamás en los que no tienen ni para sobrevivir con unas mínimas garantías. Ni siquiera los miramos, hacemos como que no existen. Y, encima, nos permitimos el lujo de levantarnos todas las mañanas sin dar gracias por todo lo que tenemos. Al contrario, nunca estamos contentos y satisfechos, siempre queremos más. Y cuando tenemos más, queremos seguir teniendo más y más. Somos insaciables.

No entiendo este mundo tan injusto y que quien se supone que lo creó no venga a poner un poquito de orden. Parece que nos ha dejado a nuestra suerte, solos. Seguramente nos haya dejado por imposibles. Y volví a casa preguntándole todo lo que ya hace muchos años le cuestionara Jose Luís Perales en una de sus canciones: Dime por qué la gente no sonríe, por qué las armas en las manos, por qué los hombres malheridos. Dime. Dime por qué los niños maltratados, por qué los viejos olvidados, por qué los sueños prohibidos. Dime. Dime por qué los cielos ya no lloran, por qué los ríos ya no cantan, por qué nos has dejado solos. Dime. Dime por qué las manos inactivas, por qué el mendigo de la calle, por qué las bombas radiactivas. Dime.



Dímelo Dios, quiero saber. Dime por qué te niegas a escuchar, aun queda alguien que tal vez rezará. Dímelo Dios, quiero saber dónde se encuentra toda la verdad, aun queda alguien que tal vez lo sabrá. Pero yo no.

11 guarrindongos tienen algo que decir:

Es triste la no-vida de algunas personas y nosotros somos unos privilegiados que, sí, tenemos más de lo que necesitamos. Pero, piensa una cosa, tú no te compras el store y le das ese dinero a ese mendigo. ¿Qué has solucionado? Que coma ese día. Bien! Y mañana?
La solución al problema de la mendicidad y otros no está en nuestras manos sino en manos del gobierno, pagado con nuestros impuestos, los ciudadanitos de "a pie", los que hacen malabares para llegar a final de mes.
Así que cómprate el store sin ningun remordimiento.
En cuanto a la segunda parte, no creo en ningun Dios.
Un abrazo, amigo

21 de enero de 2010, 15:57  

EMIBEL

También tienes razón. Desde luego, mi dinero a ese pobre hombre no le va a solucionar nada, si acaso será pan para hoy y hambre para mañana porque se le terminará acabando.
Supongo que alguna solución tendrá que haber para que esas personas puedan comer caliente y tener un techo bajo el que dormir.

Yo no sé si hay dios o no lo hay, pero si lo hay me gustaría que me respondiera a todas esas preguntas. Quizá por eso no damos con la solución a tales problemas, jejeje.
Un beso fuerte¡

22 de enero de 2010, 0:25  

Upss, que fuerte, y el video no digamos.
La miseria humana no reside en los marginados, sino en los que los rodeamos, pero es una pena y creo que la solución está más arriba, lo que no me exculpa de nada, pero bueno....

Un abrazo.

22 de enero de 2010, 1:07  

EMILIO

Desde luego, la miseria humana no está en esos que llamamos miserables y que están tirados en las aceras. La miseria está en las altas esferas, en los que gobiernan y en los que pasamos por su lado sin inmutarnos.
Saludos¡

22 de enero de 2010, 1:12  

Nadie tiene la seguridad de q no le irá mal. Quizás muy pronto, además. Esto de vivir es como una montaña rusa: hoy arriba, mañana abajo. Y nos puede pasar, nos pasa, a todos.
Un besico.

22 de enero de 2010, 20:04  

Me parece estupendo que salgas en compañía de tu madre, porque después de verte en FaceBook, tienes con escolta y que no me enteré yo que sales sin ella.

Besos chico GUAPO!!!!!!

Y me he saltado mi retiro espiritual solo pá decirte Guapo!!

23 de enero de 2010, 6:47  

SARA

Sí, no hay seguridad de nada hoy en día. Y más en estos tiempos de crisis en que vemos a abogados y empresarios, por poner dos ejemplos, yendo a comer a comedores sociales porque no tienen qué llevarse a la boca. Un drama detrás de otro.
Muchos besos.

23 de enero de 2010, 12:59  

SILENCIOS

Mujer, pues si me has visto en Facebook me podrías haber agregado que yo no sé quién eres de entre los amigos de Fete¡¡¡¡
Que soy guapo, pero no muerdo, jajajaja.
Besos¡¡¡

23 de enero de 2010, 13:00  

SILENCIOS

Que, por cierto, me ha escrito Fete para decirme que me vaya del Facebook, jajaja, que le estoy quitando a todas sus féminas del Facebook y que me vaya fuera, que eso no se le hace a un amigo, jajajaja.
Yo, por mi parte, le he retado a un duelo cuando venga a Madrid. Y quien pierda, que se vaya del Facebook¡¡ jajajaja.
Besos¡¡

23 de enero de 2010, 13:01  

Por favor avisa de la hora, para presenciar dicho duelo pero te contaré un secreto, Seguro él se ira de face, está algo mayor para duelos, jajajajaja.

Corazón ... Besos mil.
espera que repito ..

Guapo!!!!! te quiero ver siempre con escolta . eh??!!!!

23 de enero de 2010, 13:40  

SILENCIOS

Yo te avisaré y podréis venir a verlo. Será en la Plaza Mayor y seremos él y yo, solos, peleando por las féminas del Facebook, jajaja.

Muchas gracias, Silencios, de verdad. Siempre nos gusta que nos piropeen. Pero, ¿por qué tengo que llevar escolta?

Si yo lo que quiero es que alguien me coja por banda y me haga alguna fechoría amatoria, jajajajaja, qué risa, jajaj.
Besos¡¡¡

23 de enero de 2010, 14:34  

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