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Excesos.

Hoy, de vuelta a casa, me topé con una joyería-relojería sita en la llamada Milla de Madrid. A mí me fascinan los relojes y allá donde haya un expositor, tienda, joyería, etc., de relojes allí estoy yo curioseando, siempre y cuando no se trate de un establecimiento de los chinos, que eso de comprar un reloj por 15 euros no cuela. No es que tenga una gran colección de relojes, pues solo tengo dos, uno mío y el otro heredado y mejor que el anterior -hoy, una pieza de coleccionista del año 1958 que sigue funcionando como el primer día-, pero eso no quita para que me gusten y me embelese delante de los escaparates si no voy con mucha prisa.

Una joyería de lujo, pues. He ido mirando las diferentes marcas. Omega, Longines, Hamilton, Tag Heuer y un sinfín de marcas hasta que he llegado a la altura de los Cartier. Los precios, lo normal, pensaba yo, para esa tienda. De los 2.000 ó 3.000 euros no bajaba ninguna de las piezas allí expuestas. Que ya está bien tratándose de objetos que solo dan la hora, ni bailan sevillanas, ni nos teletransportan a otros mundos, ni retransmiten los partidos de fútbol. A esto que miro uno de los Cartier, hortera a más no poder con toda la correa y la esfera cubierta con miles de diamantes -suponía que eran diamantes- que le hacían brillar desde todas las posturas. Muy llamativo, pero no me gustan las cosas tan ostentosas. Las veo propias de nuevos ricos y de gente que no sabe digerir bien el éxito o los dineros que guarda en el banco. Veo el precio. 136.000 euros. Ojiplático me hallo. Vale más que un apartamento en la playa o que algunos de los pisos del barrio en que vivo. Se me hiela la sangre. Pienso cómo puede estar eso ahí, expuesto como si fuese un reloj normal y no guardado bajo siete llaves, lejos de las miradas de curiosos y posibles ladrones. Se me antoja que, quizá, los trabajadores de la tienda tengan miedo de tener eso ahí y de que algún loco les pueda hacer algo con tal de conseguirlo. Pienso en quién tendrá dinero para darse el caprichito y para quien adquirir este peluco le resulte tan solo dar un pellizquito sin importancia a su abultadísima cuenta corriente. Y me entran mareos.
Quién se atreverá a llevar eso en la muñeca, tan llamativo y siendo, como son, tan fáciles de perder o de ser afanados. Qué responsabilidad. Se me entoja que es inmoral exponer semejante objeto para que los millones de parados y los billones de mileuristas se regocijen en su condición de seres humanos sin futuro, desesperados y miserables. Mientras tú pagas tu hipoteca y, entre tanto, intentas comer algo o sacar adelante a tus hijos, piensas que hay quienes pueden gastarse en cinco minutos lo que tú no ganarás en cinco vidas.

Y me voy, sigo mi camino. Llego al Retiro, decido entrar en él y disfrutar del otoño y del color amarronado de las hojas. Llego al estanque. Y veo un pato de colorines y una pata blanca apareándose, jugando a perseguirse y a exhibirse, a darse capuzones el uno tras del otro, a bucear, a abrir luego las alas, a llamarse la atención para, después, procrear. Pienso. A estos dos patos no les hacen falta relojes. A mí tampoco, soy más patoso que ellos. Pero ellos viven ajenos a lo que pasa a menos de doscientos metros más abajo, más allá de la verja donde vales por lo que tienes, no por lo que eres. Y eres en función de lo que tienes.

11 guarrindongos tienen algo que decir:

Bueno Jota, por un capricho se vende una finca. Así que si a alguien le apetece esa fruslería, pues venga, el sueldo de 136 meses de un mil eurista dispuesto a no comer, no pagar la luz, no viajar ni en metro. Vamos que imposible no es.
Pero una cosa que no dices ¿cómo se obtienen esos brillantes?
Otra vez, gente jugándose el pellejo. Si es que estamos en lo mismo. Cuatro mangantes que disfrutan viendo cómo el resto del mundo lo pasa mal.
Me gusta mirar esas cosas tratando de ver el trabajo del orfebre, que a veces sí que es maravilloso, pero nada más.
Y lo de los patos... sabios como todos los animales (me considero animal en todo el sentido de la palabra). Saben bien, que todas las cosas estupendas de esta vida SON GRATIS. -que se jodan los pudientes, que eso no nos lo pueden quitar-
Un abrazo, amigo, y cuida tus relojes que los que pueden comprar el Cartier, nunca podrán tener el tuyo.

22 de noviembre de 2010, 23:47  

PARKERAZUL.

Pues sí, fíjate, no pensé en cómo se consiguen esos diamantes, quién se saca, de dónde vienen y cuáles son los peligrosos que corren los que a eso se dedican. Y, bueno, si ya me pongo a pensar en lo que les pagan por sacar diamantes y la diferencia que hay entre su sueldo y lo que yo tengo que pagar por ese reloj, pues mira, lo mismo me corto las venas allí mismo, delante del escaparate.

Es en estos casos cuando más noto que estamos en las manos de los poderosos, los empresarios, los laboratorios farmacéuticos, etc. Y que somos sus cojenillos de indias y que disfrutan despellejándonos.

Ya me cuidaré de que nadie me quite mi par de relojes, uno un regalo y el otro heredado, a los dos los quiero como si fueran mis hijos, jajajaa, con la seguridad de que solo los uso yo y solo son míos.
Muchos besos!!

23 de noviembre de 2010, 0:01  

Hola Jota. No ensucies más la red, chiquillo, jajaja.
Bueno estoy por aquí cuando debería estar descansado, pues ya sabes que llevo días que no paro, pero tenía que decirte algo, al menos que me encantan los caramelos de regaliz y también los de limón, todo ácido hijo mío, jajajaj.
A ver, los relojes me sirven para saber que llego tarde a una cita, me marca el tiempo y me ordena un poco la vida en función del tiempo, pero nada más que eso. Si es bonito, feo , de Gucci o de cartier y de la madre que lo parió, me trae sin cuidado.
No tengo nada de valor en joyas, sólo sentimental...un colgante que para mi es un tesoro y vale más que esos relojes de diamantes de cartier...vamos que duermo con el y agarradita. Ayyy!!!
Me parece que estás un poco nostálgico por eso del paseo por el retiro, no sé, esa es la impresion que me has dado.
Y ufff que razón tienes al decir que los patos vive ajenos a todo, haciéndo lo que les apetece sin pensar en nada más.
Por eso te decía el otro día que lo intentes con la chica esa, si ella sabe algo pues mucho mejor, lánzate y dile lo que sientes, regálale una flor cogida por ti de un parque, regálale una poesía escrita por ti... creo que me estoy poniendo romanticona, jajaja.
Bueno me voy a la cama que mañana es otro día bastante duro.
Ahhh he escuchado por ahí que cuando vaya a Madrid me servirás de guía junto con Parker...te tomo la palabra y no quiero un "no" por respuesta.
Porque de lo contrario te quedas sin caramelitos.
Sigo buscando los Solanos, pero es complicado.
Ahora te mando besos sabor coco (me encantan)

23 de noviembre de 2010, 0:58  

PRINCESA.

Ya ves, yo es que soy muy ácido, me gusta lo picante, jajajajaja.

Pues lleva cuidado, que está bien que quieras mucho ese colgante pero llegar al extremo de dormir con él... Ya cuidado no vaya a ser que el cariño que le tienes te ahogue, jeje.

Bueno, yo siempre ando un poquillo nostálgico pero ayer no escribí en ese plan. La verdad es que darse la vuelta en el estanque y ponerse a mirar las copas de los árboles todas marrones da un poco de nostalgia, la nostalgia del otoño. Luego en invierno no hay quien vaya por allá porque todo está pelado y da pena ver árboles esqueléticos.

Sí, has oído bien, haré de guía pero si a cambio me agasajas con Solanos y gominolas ácidas, jajaja, que a falta de pan buenas son tortas, jajaja.
Muchos besos y ánimo!!!!

23 de noviembre de 2010, 11:10  

Yo flipo pepinillos en colores!!!!
Esto paice un manual de como unir la palabra pato y reloj...
O manual del kamasutra animal del Retiro...
(ahora entiendo lo de las gallinas)
O peor aún, un manual de como un reloj hace que el señor Jota tenga fijacion sobre la fornicacion de los patos.
No seras vouyeaur??? O no???

Perdona eh!!! Yo respeto todas posiciones! :):):)

Saludos.

Pd. Cartier solo engarza brillantes en los relojes de caballero. La diferencia entre diamante (58 facetas) y brillantes, es que el brillante es otro tipo de talla.
¿Sera que tengo yo un Cartier?

23 de noviembre de 2010, 13:48  

FETE.

Por Dios, no saque usted conclusiones que no son. Simplemente me sorprendió el contraste, entre los que vivimos dependiendo de cosas materiales y los que viven sin ellas. Estuve a punto de hablar de un pobrecillo que vendía no sé qué en un paso de peatones justo enfrente de la joyería, me dio no sé qué verlo ahí pasando frío. Otro contraste más.

Pero yo no tengo fijación por la fornicación de nadie, jajaja, fueron ellos los que se pusieron enfrente a hacerlo sin importarles su privacidad al hacer sus cositas íntimas, jajaja. Y no estaban fornicando, estaban con los preparativos, supuse, jajajaja.

PD: No entré a preguntar sobre el reloj porque, pensé, lo mismo vestido de sport como voy me echan a patadas de aquí, jajaja. Pero por el precio supuse que serían diamantes, era hortera a más no poder y brillaba mucho.
¿Tiene usted un Cartier? Que lo disfrute con salud, buen hombre!!

23 de noviembre de 2010, 13:55  

Si, una autentica frivolidad, aunque no se si he disfrutado más con el post o con los comentarios.
Sea como sea, me agrado leerte en esta visita a tu casa.

Abrazos.

23 de noviembre de 2010, 14:32  

Joder el Fete con un Cartier¡¡¡¡¡¡

Desde luego lo que ha cambiado el cuento antiguamente los artistas se morían de hambre y ahora mira...

Jota tenías que haber denunciado a esos patos por alterar el orden público

23 de noviembre de 2010, 17:50  

MYLES.

Me alegro no sabe usted cuánto de que haya disfrutado tanto de su visita a mi espacio. Espero que en lo venidero las experiencias sigan siendo tan estimulantes. Haré todo lo que esté en mi mano para que eso sea así, se lo aseguro.
Un saludo.

23 de noviembre de 2010, 21:07  

DAVID

Pero si no había nadie en el Retiro!!! No había niños que pudieran verse agredidos por el contenido altamente erótico de lo que estaban viendo. Solo estaban los patos y yo, el patoso. Vamos, todo quedó en familia, jajaja.
Abrazos.

23 de noviembre de 2010, 21:08  

Encima de lo atrasada que voy, empiezo con tu blog, y nada, que parece que tiene pegamento, me estoy leyendo todo lo que tienes. ¿Sabes? Me encantan los relojes, y me paro mucho a ver los Cartier, ja, ja, pienso lo mismo, como la gente se puede gastar tanto en un reloj, a mí me encanta de ellos el clásico, el de los números romanos, yo lo tengo en versión Seiko, ya el pobre está viejito, tengo varios relojes, pero todos sencillos, el que me gusta de Cartier es con la correa de cuero. Pienso que aunque tuviese mucho dinero, jamás podría pagar eso por un reloj, claro que lo mismo me vuelvo rica, y pienso de otra forma, los que menos tenemos, más compartimos, pero los que mucho tienen, hay que ver lo que les cuesta soltar un euro. Besitos.

28 de noviembre de 2010, 15:33  

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